martes, 12 de marzo de 2019


Lunes, 18 de marzo


Potencia la comprensión


HAY QUE HACER LO QUE HAY QUE HACER




EVANGELIO: Mateo 25, 28-29



«Quitadle, pues, el talento y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado».



LECTURA



Omar había aprendido a cepillarse los dientes cuando era aún un niño de 2 años. Con su rechoncha mano cogía el cepillo de suaves cerdas y lo pasaba por cada uno de sus pequeños dientes. En el colegio había aprendido que era muy importante no olvidarse de la lengua, ya que ahí se concentraban muchas bacterias y gérmenes que podían terminar provocando caries.


Omar sabía muy bien lo que era la caries, porque su primo Juan ya había tenido unas cuantas. Le encantaban las chucherías y sus preferidas eran las que se pegaban a las muelas al masticar. Lo malo es que comía muchas, cuando sus padres no le veían para regañarle, y después no se lavaba los dientes. Se metía en el baño para simular que lo hacía, pero en realidad se pasaba cinco minutos sentado en la banqueta mirando a la pared. A la larga, Juan tuvo que ir al dentista a que le empastaran dos muelas totalmente atacadas por la caries.


Por todo eso, viendo lo que había pasado su primo en el sillón del dentista, Omar se cepillaba los dientes a conciencia tres veces al día: después de desayunar, en el baño del cole después de comer en el comedor y por la noche antes de irse a la cama. Le gustaba la pasta de dientes de fresa especial para niños. Un día había probado la de sus padres y le había parecido demasiado fuerte. La suya tenía un pequeño dinosaurio impreso en el bote que sonreía mientras enseñaba unos dientes puntiagudos, superblancos y relucientes.


Un día, mientras Omar estaba terminando de cepillarse los dientes para ir a dormir, se agachó para ver por el agujero del desagüe del lavabo. Obviamente, no es algo que hiciese muy a menudo, pero ese día escuchó un ruido que le inquietó. Era una especie de chisporroteo que subía y bajaba de intensidad. El niño no le dio importancia porque pensó que sería una rata correteando por dentro de las tuberías. Se fue a la cama y se durmió pero, al cabo de unos minutos, volvió a escuchar el ruido. Se acercó al baño y estuvo a punto de caerse de culo cuando vio lo que allí había. Un gigantesco muñeco de papel con largas manos y tristes ojos. Omar se dio cuenta del motivo de aquella extraña criatura de nombre Papélimo. Un motivo que vosotros conoceréis a continuación…


A pesar de que Omar se lavase tan bien los dientes, no era igual de responsable en todo. Aunque en el cuarto de baño había papelera, él tiraba los canutillos del papel higiénico por el inodoro. También las toallitas húmedas que hay en casi todas las casas y los bastoncillos de limpiarse las orejas. Aquel muñeco era el fruto de todo aquello que se había ido acumulando en las alcantarillas por culpa de aquella mala costumbre de Omar y de mucha otra gente. Había decidido salir para explicar lo peligroso que era hacer aquello. Además de porque se atascaban las cañerías y después había que llamar al fontanero, porque todo eso era muy contaminante. Hacía mucho daño también a las máquinas que se usaban para depurar el agua y que no fuese tan sucia hasta los ríos y el mar. El niño lo entendió todo a la primera y, desde ese día, empezó a usar la papelera del cuarto de baño. Y, por supuesto, a explicar lo que había aprendido a sus amigos y compañeros del cole.





REFLEXIÓN



¿Qué prefieres hacer primero jugar o hacer las fichas del cole? Pero si te pones a jugar sin haber hecho las fichas del cole... ¿te sientes alegre?





VÍDEO: El aprendiz de mago. La responsabilidad: https://www.youtube.com/watch?v=aZfQNfa5KEU





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ORACIÓN FINAL



Padre, estoy creciendo



Cada día estoy más grande

y eso me pone feliz y contento.

Estoy creciendo,

estoy más alto,

más grande.

Ayúdame a crecer

también en el corazón.

Que cada día sea más bueno,

que tu amor me llene por dentro

hasta que contagie a los que me rodean.

Ayúdame a crecer

en sabiduría, en buen humor,

en entrega a los demás.

Cuídame mucho,

como cuidaste

a tu Hijo Jesús

cuando crecía.

Hazme parecido a Él,

con sus mismos sentimientos y actitudes.

Que crezca

como un buen hijo tuyo

en la fe, la esperanza

y sobre todo, en el amor.



María Madre de los Cristianos…




Martes, 19 de marzo


Potencia la comprensión


ESCUCHA Y COMPRENDE



EVANGELIO: Juan 2, 3-5



«Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le dijo: “¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora”. Su madre dijo a los que servían: “Haced todo lo que os dijere”.





LECTURA

                          

El hada Pompita era un hada simpática y alegre a la que le gustaba cumplir deseos y organizar fiestas de cumpleaños. Todos en el valle la admiraban por estar siempre de buen humor y decir sus palabras de una forma educada y tranquila, pero nadie entendía porque siempre se iba cuando llegaba la comida de los cumpleaños. Cada vez que las enormes bandejas de alimentos entraban en el salón nadie veía porque puerta salía pero a Pompita no se le veía, llegaban ricos pasteles de diferentes sabores pero ella no probaba esas sabrosas delicias.


Lo que le sucedía a nuestra hada es que tenía alergia a varios alimentos y tenía que tener mucho cuidado con lo que tocaba y comía, por eso tenía miedo a comer fuera de casa y además no sabía si la gente entendería lo que le pasaba y tenía miedo de que no quisieran estar con ella por eso.

Los eventos se iban sucediendo y cada vez la gente pensaba menos en la hada Pompita, aunque organizara todo como luego no estaba se perdía las sorpresas, los juegos, las adivinanzas, todas esas cosas que ocurren en los cumpleaños y ya casi nadie le contaba las cosas o le pedía muchos deseos.

Fueron pasando los días y Pompita se cansaba de tener que merendar sola y de no poder contar lo que le pasaba como si en realidad hubiera hecho alguna travesura o si tuviera un importante secreto. Cuando llegó el día de su cumpleaños tomó la decisión de que contaría a todo el mundo lo que le sucedía. Preparó un gran salón con mesas en forma de estrellas doradas, con sillas de muchos colores, con grandes platos de comida de todos los países y sabores, otras bandejas con multitud de zumos de frutas y refrescos de lo más apetecible y esta vez decidió tener su zona así que en una mesa de color plata colocó aquellos platos que ella podía comer evitando tener su alergia y los adornó con una guirnalda que ponía: los ricos platos solo para Pompita.


Cuando los invitados fueron llegando todos iban cuchicheando que seguro que Pompita daría como todos los años su discurso de bienvenida pero que luego se iría volando con sus pequeñas alas. ¿Para qué daba una fiesta si ni siquiera iba a comer y bailar con los invitados?, decían algunos de ellos por lo bajo.

Sin embargo cuando vieron las mesas todos aplaudieron por lo bonitas que estaban decoradas y además abrieron sus bocas de sorpresa cuando descubrieron la mesa con la comida para nuestra hada. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué Pompita hacía una mesa para ella sola?


Antes de dar lugar a malos entendidos Pompita apareció volando con un bonito traje rosa y les dijo a todos:


Hola, mis queridos amigos. No hay nada que me apetezca más que cumplir hoy un nuevo año junto a todos vosotros. Para mí es algo difícil porque me da mucha vergüenza pero me gustaría contaros algo y explicaros porque muchas veces no me he quedado a las fiestas de cumpleaños que con tanto amor os organizo. Desde pequeña el médico Klaus me ha dicho que hay comida que hace que me ponga mala, si llegará a probarla se me pondrían los ojos y la cara rojas, me costaría respirar, tendría sudores y otras cosas igual de feas y peligrosas me podrían pasar. Por eso siempre tengo miedo de que alguno de esos alimentos villanos me hagan daño y evito las comidas y los platos que yo no sé del todo que alimentos tiene. Como me da vergüenza porque no me gusta sentirme diferente a vosotros prefería irme y comer mi comida en mi casita pero me he dado cuenta que lo único que consigo con eso es sentirme sola y que vosotros os alejéis también de mí. Espero que lo entendáis. Para cambiar las cosas en este cumpleaños como veis he creado mi propia mesa de alimentos y así disfrutaremos todos juntos después de la merienda.


Los habitantes del Valle se miraron unos a otros con sentimiento de culpa, así que era eso. El Hada Pompita tiene una alergia, y ellos estaban más enfadados pensando que no quería pasar el tiempo con ellos. En una primera reacción muchos de ellos se pusieron a aplaudir y muchos otros fueron a darle un abrazo y decirle que no se preocupara que no se tenía porque sentir nunca más diferente.

El Hada Pompita vivió un cumpleaños que nunca olvidará.




REFLEXIÓN



¿Alguna vez has sentido que no te entendían? ¿Siempre entiendes a las personas que te rodean?



A veces queremos conseguir lo que queremos y no siempre es posible, porque tenemos que esperar y eso nos provoca rabia, incomprensión y rabietas. Tenemos que intentar controlar eso e intentar comprender a las personas que nos rodean y nos quieren




VÍDEO:
El león que no sabía escribir: https://www.youtube.com/watch?v=OoZSmA0eB74











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ORACIÓN FINAL: Enséñanos a compartir



Querido amigo Jesús,

Tú pasaste por el mundo haciendo el bien entre todos los hombres

y nos enseñaste a compartir con todos:

lo que somos,

lo que tenemos,

lo que soñamos,

lo que esperamos

lo que nos duele y

lo que nos alegra.

Abre nuestros corazones para que siempre tendamos la mano al que sufre.

Ayúdanos a ver en cada hermano tu rostro,
que nos llama y nos pide vivir con generosidad, amor y entrega a los demás.

¡Que así sea, Señor!



María Madre de los Cristianos…




Miércoles, 20 de marzo


Potencia el cuidado de la naturaleza


CUIDA LO QUE TE RODEA



EVANGELIO: Juan 1, 3-4

«Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres».



LECTURA



Hubo una vez un rey que tenía un gran palacio cuyos jardines eran realmente maravillosos. Allí vivían miles de animales de cientos de especies distintas, de gran variedad y colorido, que convertían aquel lugar en una especie de paraíso del que todos disfrutaban.



Sólo una cosa en aquellos jardines disgustaba al rey: prácticamente en el centro del lugar se veían los restos de lo que siglos atrás había sido un inmenso árbol, pero que ahora lucía apagado y casi seco, restando brillantez y color al conjunto. Tanto le molestaba, que finalmente ordenó cortarlo y sustituirlo por un precioso juego de fuentes.



Algún tiempo después, un astuto noble estuvo visitando al rey en su palacio. Y en un momento le dijo disimuladamente al oído:



- Majestad, sois el más astuto de los hombres. En todas partes se oye hablar de la belleza de estos jardines y la multitud de animales que los recorren. Pero en el tiempo que llevo aquí, apenas he podido ver otra cosa que no fuera esta fuente y unos pocos pajarillos... ¡Qué gran engaño!



El rey, que nunca pretendió engañar a nadie, descubrió con horror que era verdad lo que decía el noble. Llevaban tantos meses admirando las fuentes, que no se habían dado cuenta de que apenas quedaban unos pocos animales. Sin perder un segundo, mandó llamar a los expertos y sabios de la corte. El rey tuvo que escuchar muchas mentiras, inventos y suposiciones, pero nada que pudiera explicar lo sucedido. Ni siquiera la gran recompensa que ofreció el rey permitió recuperar el esplendor de los jardines reales.



Muchos años después, una joven se presentó ante el rey asegurando que podría explicar lo sucedido y recuperar los animales.



- Lo que pasó con su jardín es que no tenía suficientes excrementos, majestad. Sobre todo de polilla.



Todos los presentes rieron el chiste de la joven. Los guardias se disponían a expulsarla cuando el rey se lo impidió.



- Quiero escuchar la historia. De las mil mentiras que he oído, ninguna había empezado así.



La joven siguió muy seria, y comenzó a explicar cómo los grandes animales de aquellos jardines se alimentaban principalmente de pequeños pájaros de vivos colores, que debían su aspecto a su comida, compuesta por unos coloridos gusanos a su vez se alimentaban de varias especies rarísimas de plantas y flores que sólo podían crecer en aquel lugar del mundo, siempre que hubiera suficiente excremento de polillas... y así siguió contando cómo las polillas también eran la base de la comida de muchos otros pájaros, cuyos excrementos hacían surgir nuevas especies de plantas que alimentaban otros insectos y animales, que a su vez eran vitales para la existencia de otras especies... Y hubiera seguido hablando sin parar, si el rey no hubiera gritado.



- ¡Basta! ¿Y se puede saber cómo sabes tú todas esas cosas, siendo tan joven?- preguntó.



- Pues porque ahora todo ese jardín ahora está en mi casa. Antes de haber nacido yo, mi padre recuperó aquel viejo árbol arrancado del centro de los jardines reales y lo plantó en su jardín. Desde entonces, cada primavera, de aquel árbol surgen miles y miles de polillas. Con el tiempo, las polillas atrajeron los pájaros, y surgieron nuevas plantas y árboles, que fueron comida de otros animales, que a su vez lo fueron de otros... Y ahora, la antigua casa de mi padre está llena de vida y color. Todo fue por las polillas del gran árbol.



- ¡Excelente! -exclamó el rey-. Ahora podré recuperar mis jardines. Y a ti, te haré rica. Asegúrate de que dentro de una semana todo esté listo. Utiliza tantos hombres como necesites.



- Me temo que no podrá ser majestad- dijo la joven-. Si queréis, puedo intentar volver a recrear los jardines, pero no viviréis para verlo. Hacen falta muchísimos años para recuperar el equilibrio natural. Con mucha suerte, cuando yo sea anciana podría estar listo. Esas cosas no dependen de cuántos hombres trabajen en ellas.



El rostro del anciano rey se quedó triste y pensativo, comprendiendo lo delicado que es el equilibrio de la naturaleza, y lo imprudente que fue al romperlo tan alegremente. Pero amaba tanto aquellos jardines y aquellos animales, que decidió construir un inmenso palacio junto a las tierras de la joven. Y con miles de hombres trabajando en la obra, pudo verla terminada en muchísimo menos tiempo del que hubiera sido necesario para reestablecer el equilibrio natural de aquellos jardines en cualquier otro lugar.





REFLEXIÓN



¿Qué es lo que más te gusta del mundo que te rodea? ¿Qué es lo que menos te gusta del mundo que te rodea? ¿Cómo podríamos cuidar todo aquello que nos gusta de este mundo?

VÍDEO: El viejo árbol: https://www.youtube.com/watch?v=dwJRKH4vKpc















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ORACIÓN FINAL



Ayúdanos a ver, Señor,

tu rostro maravilloso y inexpresable,

en la naturaleza,

en las montañas y los valles,

en el sol, la luna y los cometas,

en la playa y el mar,

en la lluvia, el frío y la nieve,

en los pájaros y las flores,

en los atardeceres serenos y melancólicos,

en la soledad del silencio,

en los ojos de los niños.

Ayúdanos a ser cómo tú quieres.

Otórganos hacer una tierra mejor.

Que te comunique a manos llenas a mis hermanos.

Gracias por todo el mundo, este maravilloso decorado que nos has dado.

Que sea, para todos los seres humanos, un hogar de fraternidad.



María Madre de los Cristianos…




Jueves, 21 de marzo


Potencia el consumo responsable


UTILIZA LO NECESARIO



EVANGELIO: Marcos 12, 42-44



«Luego vino una viuda y dio dos pequeñas monedas de cobre que valían muy poco. Jesús llamó a sus seguidores y les dijo: “Les digo la verdad: esa pobre viuda echó más que todos demás a la caja del tesoro del templo. Porque los demás dieron de lo que les sobraba, pero ella, a pesar de su pobreza, entregó todo lo que tenía para vivir».




LECTURA



La familia de Dina iba a vivir en un miniplaneta. Hace algunos años, habría sido la mejor noticia. Pero ahora todo el mundo sabía que los miniplanetas, esas pequeñas y lujosas islas de tierra que flotaban en el aire, acababan estrellándose contra el suelo.



Su misión era investigar el problema. Por eso viajaban a uno que estaba empezando a perder altura. Cuando llegaron quedaron sorprendidos: las casas eran increíbles, preciosas. Todo era nuevo y brillante. Nadie diría que tuvieran problemas.



Dina no tardó en hacerse amiga de uno de sus nuevos vecinos, un niño muy simpático que además tenía los mejores juguetes. Un día, mientras Dina pilotaba uno de los preciosos drones de su amigo, un golpe de aire lo estrelló contra un árbol.



-          No te preocupes, Toni. Lo arreglaré. En mi familia somos muy buenos arreglando cosas.

-          Olvídalo, Dina, compraremos otro. Mis papás tienen dinero de sobra.

-          ¿Y qué hacemos con este?

-           Lo tiraremos al núcleo. Es donde se tira todo lo que sobra.

                                                                      

Dina pensó en la cantidad de cosas que habría en aquel lugar, y suplicó a Toni que se lo enseñara.



-          Ya casi no se puede entrar. Está demasiado lleno de chatarra y cosas viejas. Pero en unos días se aplastará todo para dejar un poco más de sitio - dijo Toni cuando llegaron.

-          Bueno, pues cogeremos cosas antes de que las aplasten. Nos servirán para inventar nuevos juguetes.



Casi todas las cosas que encontraron estaban tan poco estropeadas que sus juguetes nuevos resultaron estupendos. Lo pasaron tan bien inventando, que otros niños se unieron a ellos. En unos días, todos los niños del miniplaneta pasaban las mañanas delante del núcleo para recoger lo que tiraban sus papás y utilizarlo para sus inventos. Muchos papás se sumaron a aquella moda tan divertida y comenzaron a arreglar e inventar cosas con lo que parecía que no servía.



Una tarde, los papás de Dina llegaron gritando de alegría.



-          ¡Ya no se hunde! ¡El miniplaneta está recuperando su sitio!



Pero ese mismo día, llegó también el inspector.



-          ¿Qué ha pasado aquí? ¡Ya no está todo nuevo y reluciente! ¿Y por qué nadie compra nada?



Tenía razón el inspector. Arreglar cosas era tan divertido que ya apenas tiraban nada, así que el núcleo estaba más vacío y llevaba tiempo sin tener que aplastarse. Y, como ahora pesaba siempre lo mismo, ya no se hundía.



Los papás de Dina le estuvieron explicando al inspector la causa del problema: no se puede estar metiendo cosas nuevas en un sitio si no se hace nada con las antiguas, porque para que quede bonito por fuera se está destrozando por dentro.



Desde entonces nadie tiró o cambió cosas que pudiera arreglar o reutilizar, y dejaron de comprar cosas innecesarias. La verdad es que los miniplanetas ya no parecen por fuera tan nuevos y tan perfectos… pero por dentro su núcleo sí está perfecto y, además, ya no se caen.



Por cierto, no sé si tú vives en algún planeta, pero igual te vendría bien hacer lo mismo.





REFLEXIÓN



¿En qué crees que malgastas tu? (tiempo, dinero, agua,…) ¿Cómo puedes mejorar para no malgastar tanto?



VÍDEO: Cuento sobre consumo responsible: https://www.youtube.com/watch?v=ieiNPs0dv-k



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ORACIÓN FINAL



Oh Dios compasivo,

que con tu divino soplo sobre las aguas creaste cuanto existe,

te pedimos perdón por nuestro uso negligente del agua,

por nuestras actitudes que no la respetan y la contaminan,

y te suplicamos nos concedas sabiduría para conservarla y cuidarla.

En este tiempo de sequías,

así como esperamos y buscamos el regalo de la lluvia sobre la tierra,

esperamos también la lluvia de la gracia sobre nuestras almas.





María Madre de los Cristianos…




Viernes, 22 de marzo


Potencia tus cualidades


SOY COMO SOY Y TENGO MUCHAS COSAS BUENAS



EVANGELIO: Juan 8, 4-7



Le dijeron a Jesús: “Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?” Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. Y, como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra».





LECTURA



Hace mucho tiempo, en un país muy lejano, vivían un montón de dragones de muchos colores y tamaños. Los había verdes, amarillos, rosas y hasta azules y cada uno de ellos sabía hacer algo especial.



Uno de ellos volaba tan alto que llegaba hasta las estrellas. Otro era tan fuerte que podía llevar a un montón de dragoncitos a la escuela como si de un autobús se tratase. Otro era tan inteligente que siempre enseñaba a todos los dragones muchísimas cosas interesantes. Todos se sentían muy orgullosos de sus cualidades, bueno, todos menos uno.



Se llamaba Zuzu y era un dragón verde de un tamaño gigante, con una cresta puntiaguda que le recorría toda la espalda y cuya cualidad era escupir fuego.



Al principio a todos les gustaba que Zuzu echara fuego por la boca cuando se lo pedían, pero llegó un momento en que Zuzu dejó de controlarlo y empezó a echar fuego a todas horas, quemando todo lo que se ponía por delante.



-          ¿Qué voy a hacer? Si no vuelvo a controlar mi fuego, acabaré quedándome solo y sin amigos. Soy un peligro...– se lamentaba



El tiempo pasaba y Zuzu cada vez estaba más preocupado y, en vez de intentar encontrar una solución, lo único que hacía era estar cada vez más triste en su cueva, de la que ya no quería salir.



Un día que llovía mucho, Zuzu aprovechó para dar un paseo. Si escupía fuego la lluvia lo apagaría, de modo que no haría daño a nadie.



Cuando menos lo esperaba, una dragona de color morado muy bella se acercó a él y le dijo:

               

-          ¡Hola! ¿Te gustaría pasear conmigo?



¡Zuzu no daba crédito! Hacía tanto tiempo que nadie se acercaba a hablar con él que se quedó sin palabras y, además, ¡se puso colorado como un tomate! Al final, acabó aceptando y fue con ella.



-          Y tú, Zuzu, ¿qué cualidad tienes? – le preguntó la dragona

-          Me da mucha vergüenza decírtelo porque seguro que si lo hago me tendrás miedo como los demás…



La dragona insistió, pero Zuzu no se atrevía a contarle cuál era su cualidad hasta que, por un descuido, Zuzu escupió un montón de fuego y casi quema a la dragona.



-          ¡Perdóname! ¡Casi te quemo! ¡Lo siento mucho, debería habértelo contado para no ponerte en peligro!



Pero la dragona, en lugar de enfadarse, empezó a reír a carcajadas:



-          ¡Jajajajajajajaajaja! ¡No te preocupes! ¡A mí no me quemarás nunca!



Zuzu no entendía nada y con cara de sorpresa le pidió que se lo explicara.



-          Yo también tengo una cualidad que no controlo mucho y que a los demás no les gusta porque, sin quererlo ni beberlo, escupo tanta agua que pongo a todo el mundo empapado.



Zuzu se dio cuenta de que no era el único con una cualidad tan diferente al resto y gracias a la dragona se dio cuenta de que todo tiene una parte positiva.



Zuzu y la dragona se convirtieron en la pareja perfecta. Cuando Zuzu escupía demasiado fuego, la dragona estaba a su lado para escupir tanta agua como para apagar el fuego antes de quemar a nada y a nadie. Así, Zuzu pudo acercarse de nuevo a los demás sin que nadie tuviera miedo de él.



Además, la dragona le enseñó que con esfuerzo y trabajo las cosas siempre pueden conseguir y, poco a poco, Zuzu consiguió controlar su cualidad de escupir fuego.





REFLEXIÓN



Dime algo bueno que tenga algún compañero tuyo

Dime en que crees que puede mejorar algún compañero tuyo.

Dime en que puedes mejorar tú.





VÍDEO: Un avestruz optimista: https://www.youtube.com/watch?v=uc9I7xyQKRU





























ORACIÓN FINAL



Muéstrame el mejor camino



Sabes, Jesús,

Hay momentos en los que no se qué hacer.

A veces tengo ganas de hacer

cosas que sé que no están bien,

pero igual me atraen….

A veces se me escapa una mentira,

y no digo siempre la verdad…

A veces me cuesta tanto compartir,

o ayudar a los demás,

o colaborar en mi casa….

Échame una mano.

Muéstrame el mejor camino.

Recuérdame todo lo que me enseñas:

que diga la verdad,

que haga el bien,

que sea generoso,

que ayude siempre…

que busque ser feliz

siguiendo tu ejemplo, Señor.



María Madre de los Cristianos…